El convento de la Trinidad tiene una gran importancia histórica, ya que fue fundado en 1444 por María de Castilla, la que fuera consorte de Alfonso el Magnánimo y regente durante la larga ausencia de éste en Nápoles. María sería enterrada en el claustro de este monasterio.

En la construcción del convento intervinieron los maestros Francesc Baldomar y Francesc Martí Biulaygua. La portada de la iglesia, a la que se accede por un patio, es obra de Pere Compte y tiene un tondo de cerámica florentina que se atribuye a Lucca della Robbia. El interior de la iglesia fue renovado en el siglo XVII, dentro del gusto barroco.

El convento tiene, adosado al muro y frente al río, una serie de viviendas restauradas, que eran las viviendas de los trabajadores que ejercían los distintos oficios en el monasterio. También eran utilizadas para hospedar de manera provisional a los familiares de las monjas en sus visitas al convento.

El acceso a la iglesia se realiza desde la plaza que hay situada detrás de estas viviendas.

Este interesante museo contiene obras de Ribera, Ribalta, Velázquez, Goya, Massimo Stanzione, Luca Giordano, Van Goyen, Van Dyck, Alonso Cano, Murillo, El Greco, etc. Posee además gran cantidad de cuadros góticos y renacentistas.

Una intervención acabada en el año 2006 amplió la zona expositiva.

En una reforma se colocaron los restos del palacio del Embajador Vich, recomponiendo su patio renacentista (en la foto). Estos restos estaban depositados en el antiguo convento del Carmen y en el propio edificio del Museo de Bellas Artes.

Jerónimo Vich había sido embajador de Fernando el Católico y de Carlos I ante la Santa Sede. Llegó a Roma en 1507, esto le puso en contacto con el nuevo estilo renacentista.

Este palacio había sido derribado en 1859, pero la Academia de Bellas Artes de San Carlos quedó al cuidado de los elementos que se habían salvado, con ellos se pudo reconstruir el patio a principios del año 2007.   

Los Jardines del Real, también llamados de Viveros, tienen unos 200.000 m. cuadrados. Aquí estaba situado antiguamente el Palacio Real de Valencia. Estos jardines están cerrados, en parte, con el material de obra y verjas que en su día cercaban la Glorieta. Se trasladaron aquí en el año 1926.

A un lado del Museo de Bellas Artes se sitúa un pequeño jardín en el que los principales elementos son los cítricos y el agua; fue realizado en 1952 y recuerda los pequeños jardines y patios privados valencianos. Se accede a él a través de la antigua portada de la Colegiata de San Bartolomé (en la imagen).

El Palacio Real de Valencia fue destruido por los defensores de la ciudad, ante el ataque de las tropas francesas, a principios del siglo XIX. Se trataba de que no lo ocupara el mariscal Suchet y que desde allí atacara la ciudad de Valencia.

Las dos pequeñas montañas que hay al lado de la verja de la calle General Elío, están formadas por los escombros del antiguo Palacio Real.   

Fue a partir de 1874 cuando este lugar se comenzó a configurar como jardín público, al renunciar la Corona a su propiedad. En el año 1887 pasan a depender de la Diputación y en el año 1903 son cedidos al Ayuntamiento, que lo utilizará al principio como vivero de plantas; por ello también recibe el nombre de Jardines de los Viveros. Es en el año 1912 cuando adquiere el aspecto de parque municipal para pasatiempo de los ciudadanos. En 1916 el Ayuntamiento adquiere los terrenos y en 1919 hay un proyecto de ampliación.  

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