La época de esplendor del Jardín Botánico de Valencia llegó con el catedrático de botánica Félix Pizcueta, que dirigió el Botánico de 1829 a 1863. Pizcueta aclimató plantas exóticas y mejoró la colección botánica. En el año 1843, Félix Pizcueta sustituye la organización de Linneo por el método natural de Endlicher.
El mercado tiene más de 8.000 m. cuadrados y una grandiosa estructura metálica soportada por esbeltos pilares de hierro fundido.
El tramo VIII del Jardín del Turia ocupa desde el puente del Real hasta el de la Exposición y sus 75.600 m. cuadrados fueron pensados, en un principio, como una plantación popular (fiesta del árbol).
Este edificio fue diseñado por Luis Ferreres Soler como matadero municipal, en 1895. Se construyó debido a las medidas higiénicas, adoptadas en aquellos años, que prohibían actividades insalubres dentro de la ciudad (el sitio quedaba entonces en las afueras de la ciudad).
La fachada principal del antiguo matadero fue desfigurada hacia el año 1940, con el fin de permitir el acceso de camiones de más tonelaje.
En la actualidad el edificio se ha convertido en un complejo deportivo-cultural dependiente del Ayuntamiento.
La avenida va desde el antiguo cauce del río hasta el cruce de la calle Ángel Guimerá, teniendo su continuación en la Gran Vía de Ramón y Cajal.
Los Jardines del Real, también llamados de Viveros, tienen unos 200.000 m. cuadrados. Aquí estaba situado antiguamente el Palacio Real de Valencia. Estos jardines están cerrados, en parte, con el material de obra y verjas que en su día cercaban la Glorieta. Se trasladaron aquí en el año 1926.
A un lado del Museo de Bellas Artes se sitúa un pequeño jardín en el que los principales elementos son los cítricos y el agua; fue realizado en 1952 y recuerda los pequeños jardines y patios privados valencianos. Se accede a él a través de la antigua portada de la Colegiata de San Bartolomé (en la imagen).
La iglesia es del estilo gótico propio de la región francesa de Languedoc, con una sola nave y capillas situadas entre contrafuertes. El primer arco descansa sobre capiteles de claro origen musulmán. Fue declarada Monumento Nacional en 1943 gracias a la intervención de Elías Tormo.
Desde 1987, la iglesia ha venido siendo restaurada y devolviéndose a su gótico primitivo. Toda decoración barroca que tenía fue quitada, quedando sólo de ésta la capilla de Santa Bárbara, con sus esgrafiados de finales del siglo XVII.
Las pinturas de las capillas, aparecidas después de la restauración de la iglesia, son del siglo XIII. La iglesia estaba cubierta con cal en el interior desde el siglo XIV, esto ha hecho que las pinturas se conserven muy bien.
En una esquina de la plaza se encontraba hasta el año 2020, un comercio único en la ciudad: la ferretería Hija de Blas Luna. En él se vendían desde telas metálicas, hasta cualquier herramienta para el campo; más bien parecía un comercio rural.
Un poco más adelante, en la misma acera, había un taller de reparación de proyectores de cine.
Los jardines se construyeron sobre una casa particular con su huerto, que ya existía. Era el llamado Hort (Huerto) de Romero.
En los años 30 del siglo XX, los edificios decimonónicos de la calle San Vicente comenzaron a ser sustituidos por otros de estilo Racionalista y Art Decó. Esto ocurrió en el tramo que va de la avenida María Cristina a la plaza de San Agustín.
En 1844 fue una de las primeras en ser iluminadas con farolas de gas y en ella se establecieron también los primeros cines (Romea, Turia, etc.). El cine Olympia, actualmente un teatro, se construyó en los terrenos del convento de San Gregorio, derribado en 1911.
La escultura del niño de la fuente fue robada durante la Guerra Civil y sustituida por otra en la década de los años 40 del siglo XX.
Esta plaza se llamaba antes de Calatrava, porque en ella se encontraba la iglesia de los Caballeros de la Orden de Calatrava. Esta iglesia fue derribada a principios del siglo XIX.
Este edificio es obra del arquitecto Manuel Perís Ferrando, que es autor también de otros edificios modernistas en el ensanche de Valencia. El nombre inicial de esta construcción fue Casa Sancho, pero se le puso el de Punto de Gancho por la decoración de la fachada.